Disyuntivas, opciones...

Cuando alguien llega a tu vida, es como una señal de aquello que has pedido. A veces alguien llega a ti, otras eres tu quien se mueve hasta ese otro ser.
El detalle es qué hacer cuando aquello que en principio se da en forma natural y como mágica sincronía y sin esfuerzo, empieza a diluírse... Claro que existe la opción de interceder y forzar un poco, pero siempre veras que eso resulta en contradictorio y antagónico, produces lo opuesto. Pero que difícil se hace discernir sobre cuándo actuar y cuándo dejar que las cosas fluyan por sí mismas aunque ello implique que acabe. No cerrar la puerta si todo ha evolucionado en claridad. Dejar y respetar los tiempos de cada uno, que también cada uno encuentre la claridad y ver si lo que encontró en su camino, es lo que pidió (y si está dispuesto a asumirlo).
La eterna disyuntiva de mi vida, aquella que aunque suelo entender la respuesta, no siempre es fácil aceptarla.
Otro pensamiento que surge es: estaremos viendo todas las opciones? Generalmente vemos las nuestras, nuestro lado visible y rara vez el oculto. Somos entonces capaces de ver el otro lado? Tantas variables disponibles y a veces tan limitado nuestro rango de visión. Y vuelvo a plantear la independencia de los actos.
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